Asesino



No sabéis lo placentero que es matar a alguien, arrebatar una vida es como un buen polvo, tiene una tonalidad sexual muy fuerte. Veo vuestras caras de miedo y hacéis bien en temerme, pero respirad tranquilos que en éstos momentos no os puedo hacer nada.

Maté a la primera persona a la tierna edad de ocho años, fue mi niñera, una adolescente tonta que venía los fines de semana. Cuando creía que yo dormía llamaba a su novio y se enrollaban en el sofá de mis padres, así que cuando la empuje por las escaleras y se rompió el cuello al final, el chasquido de los huesos me produjo una pequeña erección. Según la policía fue un accidente y me preguntaron donde estaba, fue fácil engañarles, ¿quien sospecharía de un niño?

La segunda fue una mujer mayor, la atropelle mientras cruzaba por un paso de peatones, tenía veintitrés años, nunca olvidaré el ruido de la carne contra el metal y el crujido de los huesos fracturandose, y lo mejor de todo cuando la mujer cayó bajo el coche, cuando las ruedas pasaron por encima volví a tener una erección.

No me pillaron por lo de la vieja, ya que me deshice del coche y me aliste al ejército, Vietnam pondría ser un buen sitio donde matar gente y vaya si lo fue. Me dieron una condecoración por matar a decenas de vietnamitas, podría haber seguido en el ejército y nunca me habrían pillado, pero dios quiso que yo volviera a mi hogar con una bonita cicatriz de bala.

Encontré trabajo fácilmente, me contrató la mafia, era su brazo ejecutor. Bajo el mando del Don maté a mucha gente, accidentes, asesinatos a plena luz, torturas, en pocas palabras disfruté como un enano hasta que alguien dio el chivatazo a la policia.

Vinieron a buscarme y fueron recibidos por perdigones de escopeta, después de matar a unos cuantos conseguí escapar. Busqué al que me vendió y después de mucho amedrentar localice al hijo de puta.

Y bueno para cuando me encontró la policía del chivato quedaba poco, después de tres días consecutivos de tortura lo único que encontraron fue un despojo humano. Le había arrancado las rotulas, le corté las orejas, labios y nariz, le vacíe los ojos y lo ahogue con sus propias tripas.

Y como veis me condenaron a muerte por silla eléctrica, pero cómo soy previsor tengo un plan de reserva, hablé con alguien que está muy satisfecho por mi trabajo y me ha prometido que podré seguir haciendo lo que se me da bien, mataros. Me van a poner la capucha negra, grabad mi rostro en vuestras mentes, volvereis a saber de mí.

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