Oscuridad
Los oía, eran como ratas detrás de las paredes, pero el sabia lo que no eran esas repugnantes bestias, se habría sentido mucho mas tranquilo si fuesen esas alimañas. Todas las luces que tenia encendidas se apagaron de golpe y el grito, pero se volvieron a encender, el generador de emergencia se había encendido y duraría hasta el amanecer o hasta que ellos lo encontraran.
Todo empezó cuando realizo una prueba para ocupar el puesto de guitarrista en una banda, Odium Humani Generis era el nombre del grupo y tocaban Black metal, tocó un par de canciones de Dimmu Borgir y le aceptaron en el seno del grupo. Pero el notó que algo no marchaba bien, ya desde el primer ensayo se fijo en ciertos detalles, la anormal cantidad de velas negras encendidas, el pentagrama grabado a fuego debajo de ellos, que emitía un tenue resplandor rojo cuando ellos tocaban y lo mas preocupante las letras, todas en latín.
Las luces de su casa comenzaron a parpadear, pero aguantaron aunque con un brillo mas tenue. Tenia la acuciante necesidad de coger su guitarra y tocar la ultima canción que toco con el grupo, era como una pulsión obscena, una necesidad casi sexual pero la reprimió con toda su fuerza de voluntad, en respuesta a su resistencia las luces volvieron a parpadear.
Una tarde llego antes que el resto de la banda al local de ensayo, una habitación cutre y de pequeñas dimensiones, alquilada a una nave que se dedicaba a eso. Toco un poco para entrar en calor y vio la libreta de notas del cantante. La cogió y empezó a ojearla, estaba llena de formulas alquímicas, dibujos demoníacos y formulas de invocación, tembloroso pasó una hoja más y dejo la libreta donde estaba, la ultima pagina escrita era una canción en latín, el tenia vagos recuerdos de esa lengua muerta a su paso por la universidad, pero lo que ponía al final lo había comprendido, hablaba de sacrificios.
Las luces comenzaron a parpadear y el motor del generador sonaba ahogado, comenzó a asustarse, dentro de poco lo cazarían, era el ultimo sacrificio, logro escapar cuando la canción llego a su momento cumbre, su solo de guitarra. Cuando toco los primeros acordes la luz del local se apago quedando la luz trémula de las velas, fue entonces cuando comenzaron los gritos, el primero fue el bajista, hasta que un ruido crujiente detuvo en seco su voz, el siguiente fue el batería que empezó a tocar mucho mas rápido de lo habitual, el también notaba como si sus manos tuvieran vida propia y se movieran sobre las cuerdas mucho mas rápido, mientras tanto el cantante se reía, pero no era una risa normal, no, era la de un lunático.
Las bombillas explotaron y el se quedo a oscuras, una tenue música llego a sus oídos, era la canción maldita. Inconscientemente cogió su guitarra se la colgó y empezó a tocar, en cuanto sus dedos tocaron las cuerdas comenzó a gritar, pequeños ojos rojos empezaron a aparecer en la oscuridad, habían llegado hasta el y tenía que terminar su parte, el solo de guitarra.



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